Invariablemente te preguntas ¿qué hago esta vez para alcanzar mi meta de perder peso? Seguramente has intentado una variedad de dietas y diferentes planes de ejercicio. Esto es sin duda, una parte importante de lo que tenemos que hacer para lograr nuestro objetivo. Pero existen otros factores que influyen además de la alimentación, el tamaño de las porciones y la actividad física. Tienen que ver con nuestra motivación y nuestra flexibilidad, de acuerdo a unos estudios universitarios. Sigue leyendo para que te enteres.
Cuando Patricia me vino a ver después de que tuvo a su segundo hijo había subido tanto de peso y estaba tan ocupada con los niños y el trabajo que aunque trató de perder peso un par de veces sin lograrlo, empezó a darse por vencida. Gran parte de su problema era que tenía expectativas que no eran realistas. Ella esperaba que si estaba poniendo el esfuerzo, debería ver resultados inmediatos, persistentes y constantes. Tener metas que no son realistas puede ser incluso más dañino. Lo que le pasaba a Patricia es que cuando se frustraba, inmediatamente comía. Y como a Patricia, le sucede a muchas personas. Entender esto puede ser el primer paso para lograr bajar de peso. Pero hay más.
De acuerdo a un estudio universitario, para que tengas éxito, debes por un lado ser flexible y plantearte dos metas de peso — una con un valor inferior y otra con un valor superior — en lugar de un número fijo, y al mismo tiempo, concentrarte en por qué quieres bajar de peso y no en cómo lo quieres lograr.
Además, este y otro estudio, ambos publicados en el Journal of Consumer Research, mencionan que entre los factores que influyen en que las personas alcancen o no sus metas para bajar de peso o para ahorrar dinero, están tanto el tipo de objetivos que se plantean como su actitud.
Respecto al primer punto, los autores Maura L. Scott (Florida State University) y Stephen M. Nowlis (Washington University in St. Louis) publicaron un estudio en el que establecieron que aquellas personas que son ambiciosas pero al mismo tiempo flexibles, tienen más probabilidad de alcanzar sus objetivos. Encontraron que la gente se plantea dos tipos distintos de metas: las que tienen niveles inferior y superior (por ejemplo, perder de 1 a 2 kg esta semana) y aquellas en que el objetivo es único (perder 1.5 kg esta semana).
Así, los personas tienen continuamente la opción de elegir el tipo de meta que se plantean y pueden repetir varias metas a través del tiempo. Por ejemplo, las personas con frecuencia cambian diferentes objetivos como bajar de peso, ahorrar dinero o mejorar su rendimiento en la actividad física.
En el estudio, las personas incluidas en un programa de pérdida de peso establecieron ya fuera metas de rango bajo y alto o metas de un número único. Aun cuando no hubo diferencia en la pérdida de peso promedio real entre los dos grupos al final del programa, las personas que tenían objetivos de rango bajo y alto nuevamente se incluyeron en el programa, pero esta vez con objetivos más altos.
Debido a su flexibilidad, una meta de rango bajo y alto ofrecen lo mejor de ambos mundos, comparado con un objetivo de número único, el nivel alto del objetivo (perder 2 kg) aumenta el reto de la meta, mientras que el nivel bajo del objetivo (perder 1 kg) aumenta la posibilidad de alcanzarlo. Por otro lado, una meta de número único (perder 1.5 kg) puede percibirse como un compromiso y por lo tanto, al mismo tiempo tanto menos retador como que se puede lograr con menos facilidad.
Los autores concluyeron que “las personas son más propensas a tratar de llegar a una meta cuando establecen un objetivo de rango bajo y alto, en lugar de una meta de número único, ya que experimentan un mayor sentimiento de logro cuando la meta es simultáneamente tanto alcanzable como retadora y esto los hace continuar o incluso plantearse un objetivo más ambicioso”. En lo que respecta a la actitud, el preguntarse “por qué” en lugar de “cómo”, ayuda a las personas a alcanzar sus metas. A esto me refiero cuando hablo de que seas flexible.
Por otro lado, de acuerdo al otro estudio publicado también en el Journal of Consumer Research, a la gente que se enfoca en cómo alcanzar una meta le es más difícil lograr sus objetivos, que a aquellas personas que piensan en forma abstracta sobre el por qué quieren hacer algo.
Los investigadores Julia Belyavsky Bayuk (University of Delaware), Chris Janiszewski y Robyn LeBoeuf (University of Florida), plantearon que te imagines a un persona en un centro comercial cuya meta es ahorrar dinero: hace un plan de ahorro para lo cual, por ejemplo, adquiere menos prendas de vestir. Ellos investigaron cómo dicho plan influyó en la respuesta de la persona a otras oportunidades de ahorro. Por ejemplo, ¿la persona sería más propensa a ordenar un platillo más barato en el restaurante? o ¿evitaría que se caiga en la tentación de comprar más?”
Encontraron que cuando la gente se enfoca en una forma concreta cómo alcanzar sus metas, tiene un criterio más cerrado y pierde oportunidades ya que no estaban incluídas en su plan. Por otro lado, las personas que se enfocan en el “por qué” quieren lograr sus objetivos, están mucho más abiertos a considerar otras oportunidades.
Para llegar a estas conclusiones realizaron unos experimentos en los que se examinó el comportamiento de las personas cuando se les pidió que ahorraran dinero. A unas, se les dijo que diseñaran un plan específico para lograrlo, a otras no. Luego, se les pidió que compraran dulces. Curiosamente, los que no tenían un plan específico tuvieron más éxito ya que compraron menos dulces y ahorraron más.
O sea que, de acuerdo a este estudio, ser receptivo (no tener un criterio cerrado) y el pensamiento abstracto (en vez de tener un plan muy rígido) nos puede ayudar a lograr nuestra meta, especialmente cuando se trata de perder peso. Por ejemplo, si el gimnasio está cerrado, si llueve, si hace frío, si tenemos que cambiar de planes.
Obviamente que para perder peso todavía es importante prestar atención al tamaño de las porciones, el tipo de alimentos que elegimos, incorporar actividad física en nuestra vida diaria (y si seleccionamos algo que nos agrada, será más sencillo poder hacerlo de forma regular pero aún cosas sencillas como subir las escaleras en vez de tomar el ascensor o estacionarnos más lejos cuenta). También recordar que no hay combinaciones mágicas de alimentos (una caloría es una caloría) y que dormir suficiente es importante. Finalmente, para perder peso y mantenerse no hay que pensar en dietas, hay que cambiar nuestros hábitos alimenticios en general por unos más saludables. Pero ahora también puedes considerar incorporar ser flexibles al plantearte una meta con un valor inferior y otro superior en lugar de un número fijo concentrándote en porqué quieres bajar de peso y no en el plan que seguirás para lograrlo, siendo receptivo (teniendo una mente abierta) para tener éxito ¡Lo puedes lograr!
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